Se acerca fin de año y con ello también las tradiciones. En Ecuador es muy normal ver desde el 25 de diciembre los típicos monigotes o también llamados años viejos, listos para ser quemados el 31 de diciembre a la medianoche. Los muñecos son elaborados por las familias ecuatorianas y también por grandes artesanos que expresan toda su creatividad y talento a través de esta tradición para despedir el año y comenzar de la mejor forma el nuevo.
Se dice que esta costumbre tiene antecedentes muy antiguos, desde la época de la conquista. La historia cuenta que el origen en Ecuador se dio por una epidemia de fiebre amarilla que golpeó la ciudad de Guayaquil y como medida sanitaria se confeccionaron atados de paja con la ropa de los fallecidos para quemarlos el último día del año y así ahuyentar la peste. Por eso la creencia de esta tradición es que al quemar el monigote, también se queman todas las cosas malas que pasaron en el año.
La confección de los monigotes ha cambiado con el pasar de los años. Antes solo se elaboraban con ropa vieja que era cosida para que el relleno, a base de aserrín o papel periódico, no se saliera, y como detalle final se le adaptaba una careta.
Hoy en día los preferidos son aquellos que están más elaborados; el cartón, el engrudo y el papel periódico son algunos de los materiales para realizar los años viejos, que toman forma de conocidos personajes que fueron relevantes en el año. Están los infaltables políticos, figuras de filmes, cómics y dibujos animados. Algunos llegan a medir más de 10 m de altura y son quemados de manera segura después del 31 de diciembre para evitar accidentes.
Las tradiciones son importantes en todas las culturas y el año viejo es una de ellas en Ecuador, en la que se junta el arte y la habilidad para representar el año que termina en un monigote, quemarlo el 31 y dar inicio al nuevo con la esperanza de que todo será mejor. (O)