Dígalo, Presidente Correa, es Año Nuevo. Reasuma como lo ha hecho hasta hoy ese compromiso de país. Usted puede y quiere. Ese fue el pacto con los ecuatorianos. La inmensa mayoría que en las urnas depositó su confianza en usted, una y otra vez, lo volverá a hacer tantas y cuantas veces sean necesarias. A las pruebas me remito.
Podría enumerar, desde mi modesto criterio, las áreas de desarrollo que se han beneficiado de las políticas emprendidas por el Estado. No es este el espacio para ello. Son muchas. Abarca especialmente a los sectores preteridos de la sociedad, pero cubre a todos, aunque los “elegidos” de siempre se sientan “perseguidos” porque ya no son los “engreídos” , como lo fueron con los otros regímenes.
Sea contundente, Presidente Correa. La reestructuración del Estado emprendida no puede ni debe detenerse, mucho menos dar marcha atrás. Sea justo, amigo Presidente. Usted lo es y la justicia está siendo liberada. Sea solidario. Su humanismo no tiene reparos, usted ya lo ha demostrado. Sea innovador. Este Ecuador rejuveneciente está lleno de oportunidades para todos, para tantos emprendedores que ahora ven una luz en el horizonte que les traza un camino promisorio.
El ciudadano promedio, aquel que hace de la labor cotidiana su razón de existir; aquel que cifra sus esperanzas en lo que puede producir en condiciones estables y razonables, confia en usted, en las políticas emprendidas, en su equipo de trabajo.
Este inicio de año demuéstreles, señor Presidente, a esos incrédulos, a los que niegan lo palpable, a los “oscuros caballeros de cuello blanco”, que nadie está por sobre la ley, que esos tiempos terminaron con el empoderamiento de la Revolución Ciudadana, que el nuevo Ecuador está en marcha, que su consolidación es indetenible y lo demostraremos en las próximas elecciones.
Los índices cualitativos y cuantitativos analizados por entidades independientes de organismos con carácter internacional ubican al Ecuador como uno de los países, si no el primero, con mayor progreso en calidad de vida de América Latina. Eso, probablemente, será tratado muy tibia y sesgadamente por los medios de comunicación opositores. Pero ya no es posible ocultarlo. Es palpable e inobjetablemente reconocido por la inmensa población que percibe los beneficios del cambio estructural del país en cada servicio que el Estado provee.
¡Entonces, qué, Señor Presidente!
¡Es año Nuevo! ¡Estamos felices! ¡Tenemos esperanzas! Por primera vez en tres décadas del regreso a la democracia podemos decir a viva voz que Ecuador camina por senderos de justicia y progreso.
Feliz Año Nuevo. atentamente,
Ramiro Serrano M.
Durán - Guayas
