Desde los 17 años, padezco una enfermedad crónica de la piel y que no se la deseo a nadie, pues se parece a la antigua lepra. Mi piel se despellejó de pies a cabeza, pasé tres meses en cama, con picazón intensa, y decaído moralmente. Parecía una serpiente mudando de piel.
Escribo esta carta para que la gente sepa que la psoriasis, aunque destruye la piel, no es contagiosa. El estrés es tu peor enemigo. Yo trabajo en ventas y cuando eclosiona mi piel, por el estrés; los clientes no me quieren dar la mano porque creen que tengo algo contagioso y me siento mal, discriminado.
He notado que mi enfermedad no es rara, ya que niños y adultos la padecen. En mis recorridos lo constato a menudo, pero lo preocupante es que ellos desconocen su estado. Es importante que si presentan descamación de la piel, picazón, dolor y enrojecimiento de la piel, acudan al dermatólogo.
Yo en el Hospital Los Ceibos encontré médicos especializados en el tema. Luego de gastar $ 75 por cada consulta privada y $ 600 en medicinas, que no me solucionaron nada, logré finalmente conseguir el control adecuado de mi enfermedad, que -cabe recalcar- no tiene cura.
Agradezco de antemano al doctor Howard Romo, dermatólogo del Hospital Los Ceibos, por devolverme en siete meses la normalidad a mi piel, pues llegué en una condición grave. El doctor Romo me recetó cremas de buena calidad y me sometió a la cabina de fototerapia; doy fe de su efectividad. Es un excelente médico, que tiene paciencia para atender. Realmente se nota la diferencia del IESS del pasado con el de ahora. (O)
Honorio Cedeño