Este Gobierno se preocupa por mejorar los servicios pilares de una sociedad, entre ellos la educación. Sin embargo, existen sectores que por el hecho de estar distantes son excluidos por completo de una educación digna.
La escuela fiscal Santiago Rewood, de la cooperativa Hermano Gregorio, del cantón Durán, es un claro ejemplo de ello. Es una comunidad en extrema pobreza donde la mayoría (por no decir todos) es recicladora e hijos de recicladores o chamberos, como se los conoce popularmente.
En esta escuelita hace falta todo. Para empezar, la institución es muy pequeña para albergar a los 440 niños que allí se educan, los baños están en malas condiciones, no tienen un laboratorio de cómputo (la única computadora que tenían fue robada semanas atrás) y la enseñanza del inglés no existe.
Además, el plantel tiene un área de 662,40 m contiguos al local escolar que le pertenecen, que no está rellenado ni cerrado, por lo que personas de mal corazón cometen fechorías y los niños son víctimas, no solo de asaltos sino también de intentos de violación.
Un grupo de estudiantes del 4º C1 de la Facso gestionamos con autoridades provinciales y cantonales que nos ayuden a mejorar la situación educativa de la escuelita.
Invito a personas o instituciones que nos quieran apoyar en este proyecto comunitario. Pongo a disposición mi correo: [email protected].
Wendy Zambrano