Lo que sigue lo expongo como sugerencia de investigación. Es respecto a la forma en la que los extranjeros obtienen propiedades en territorio ecuatoriano. Lo que logré deducir en diferentes ocasiones en las que pude dialogar generó, vamos a decir, cierto grado de ‘preocupación’ a futuro por la seguridad jurisdiccional de los que reconocen con algo más de claridad la identidad de la cultura local (para usar una frase más bien simple y al corriente) del territorio que habitamos.

El ingreso de muchos extranjeros, especialmente de EE.UU., direccionó nuestra atención a lo sucedido en Vilcabamba, por ejemplo, que es, en gran medida, casi una ‘colonia extranjera’. Bueno, esa fue la conclusión a la que llegó uno de los presentes.

En todo caso, yo dije que, después de todo, no es descabellado suponer cierto grado de ‘peligro’ latente, si consideramos lo que pasó así mismo en el actual Hawái, una colonia estadounidense, muy a pesar de las decisiones de la población original (claro, nunca hubo una verdadera oposición a la colonización allí).

¿Qué tal un reportaje, si fuera posible, que comience haciendo -por primera vez para el público nacional- determinaciones reales en términos de potencialidad de la presencia anglosajona, ya no solo en cuanto a sus naturales consecuencias comunitaristas o de relación social típica con los ‘lugareños’ que les dan acogida, sino en términos más comprometidos con la realidad política (nacional y sobre todo internacional) que nos rodea (o nos acecha, si se quiere)? La compra de una propiedad viene aparejada con una serie de complejidades que van a influir, para bien o para mal (y este segundo factor es el que parece podría recalcarse) en la sociedad que lo permite abiertamente, sin restricciones ni previsiones.

Atentamente
Veglio Clavijo