Hace un par de semanas a Lenín le oí decir algo así:
Me están retando a confrontar, de una forma que me recuerda mis épocas de colegial; esas frases de adolescentes en equivocada búsqueda de reafirmación: “Afuera nos encontramos”, “pelea si eres hombre”.
Reflexionaba algo así: “No requerimos la revolución ni yo, salir al cuadrilátero de las adjetivaciones morbosas para nada probar”. Esta actitud madura, al contrario, desespera; el otro día un exasambleísta clamaba exasperadamente: ¡Que debata! ¡Que salga de su postura de comodidad!; lo curioso es que es el mismo que por diez años se ha quejado del rasgo confrontador del Presidente actual. Realmente no entiendo; salvo que de lo que se trate es de descalificar al líder, de encontrarle una catadura para estigmatizarlo. Está claro, para eso no se prestará Lenín.
¡Qué pena cómo sufren! Haciendo historia, no se repetirá la mordaz celada del insulto procaz que el ‘rey de la selva’ a Borja infligió y entre carcajada y carcajada de una chusma embotada de morbo sexual le ganó las elecciones a última hora y que sumió a la patria por dos décadas en la oscura noche neoliberal.
Hoy Lenín ha propuesto ir a un debate de tesis, de programas; que el pueblo los escuche, que pueda contrastar.
Dejemos atrás la vieja práctica del ring procaz, en donde el más suelto de lengua, adjetivando al contrario, quiera a río revuelto sorprender.
Nuestro pueblo ha madurado, ya no bastan las arremetidas mediáticas y la guerra digital para nublar su conciencia y expectativa cívica; hoy, muchos razonan antes de votar. Y esto es bueno porque permite que reafirmemos valores y nuestra manera de entender qué rumbo debe tomar la conducción
del país.
Lenín ha dicho: “Vamos a cambiar”, con ello ha afirmado que todo es perfectible y que en esta nueva etapa de avance en el proyecto político de la Revolución Ciudadana es necesaria la autocrítica aplicar. Hay algunos que pretenden con esta afirmación maniobrar, buscando un viraje de rumbo hacia un país distinto del que estamos empeñados por diez años alcanzar. No se equivoquen, señores, si lo que quieren es el país del pasado con un nuevo ropaje encubierto, entonces busquen otro lugar.
Reinaldo Torres Jaramillo