Usted, señor Presidente, está contra las invasiones de tierra, por eso dirijo esta carta, solicitándole su valiosa intervención, para que el señor Intendente General de Policía del Guayas, que es la autoridad competente, cumpla con lo dispuesto en el Art. 622 del Código Penal, ordenando, facultado y amparado en dicho artículo, el retiro o desalojo de los invasores, de una hectárea de mi predio El Socorro; y de 4,44 ha de mi propiedad San Elías, ubicados en el cantón Naranjal, provincia del Guayas.
La una hectárea me la invadió Germán Llivichuzca Carreño, azuzado e instigado por su abogado Arturo Parra y las 4,44 me las invadió Efraín Márquez Reyes, también azuzado por su abogado Arturo Parra, a pesar de ser yo el legítimo propietario, porque tengo las escrituras inscritas en el Registro de la Propiedad de Naranjal.
El Art. 622 del Código Penal dice: “Siempre que llegare a conocimiento del Intendente u otra de las autoridades de Policía que se trata de cometer, o que se está perpetrando un delito o contravención, tomarán las medidas adecuadas y oportunas para impedir la realización del hecho penal o su continuación, aun valiéndose de la fuerza”.
Ese artículo de la ley es para evitar el trámite costoso, engorroso y largo de un juicio o una demanda en el INDA, hoy Secretaría de Tierras y Reforma Agraria. A pocos días de la invasión de la una hectárea por Llivichuzca, el 22 de octubre de 2010, lo denuncié ante el jefe político de Naranjal, lo que quedó como antecedente. Después quise presentar la denuncia contra Llivichuzca y Márquez que me invadió en febrero de 2011, en la Intendencia del Guayas, y me dijeron que lo haga en la Comisaría de Policía de Naranjal, lo que hice contra Márquez en agosto 8 de 2011.
El comisario de Policía de Naranjal acogió la demanda y ordenó una inspección, en la misma que sorprendió infraganti a Márquez sembrando matas de cacao y comenzando a construir una casa y un portón en mi predio San Elías; y le ordenó paralizar toda clase de trabajos, pero a los pocos días, Márquez, con alevosía, siguió construyendo y con las siembras, desacatando y burlándose de la autoridad.
Cuando el comisario hizo la segunda inspección comprobó que había terminado la casa, el portón y otros trabajos y ordenó la suspensión definitiva de todo trabajo.
Denuncié todos estos abusos, atropellos y que sigue la invasión de mis terrenos al señor Intendente del Guayas, para que como autoridad superior ordene el desalojo lo antes posible y que estos invasores no sigan perpetrando el delito y no consoliden la usurpación.
Por eso he acudido a usted, señor Presidente, para que se digne ordenar se me haga justicia.
Sergio Magno Andrade Robles
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