Hace poco fue electo como presidente de la Casa de la Cultura Ecuatoriana el escritor Raúl Pérez Torres. Nosotros los artistas plásticos estamos muy preocupados con esta situación por varias razones. En primer lugar, porque este señor ya fue presidente de tal institución y su paso por la misma no fue gran cosa, de hecho nosotros quisiéramos saber qué autores publicaron en la imprenta de esa institución durante su mandato y si estos tenían o no alguna relación familiar o de amistad con él.
En segundo lugar, porque los artistas detestamos el continuismo. En tercer lugar, porque sospechamos que por tras de esta elección el Gobierno quiere hacer un manejo político de lo que se entiende por cultura a través de dicha institución. La situación del arte en el Ecuador es preocupante. En la ciudad de Quito no hay más de tres galerías y unos pocos espacios institucionales, en Guayaquil se pelean por el uso del Museo del Municipio. En cuanto a eso, el Gobierno dice que se va a crear una universidad de las artes en la ciudad de Guayaquil, sin embargo la Bienal de Cuenca tiene problemas conceptuales serios.
Y peor aún, la Facultad de Artes de la Universidad Central, centro tradicional de las artes en el Ecuador y en Quito, mantiene profesores que dictan las mismas materias desde hace 20 o 30 años; además, la infraestructura está en pésimo estado. Por lo tanto, no vemos que tenga sentido lo que plantea el Gobierno. Le sugerimos al presidente Correa que primero mire lo que ocurre con las instituciones que existen y que abandone la fantasía de crear otra institución estatal que con seguridad en pocos años quedará en el olvido y repleta de burócratas, tal como ocurre hoy en las instituciones existentes.
Nosotros exigimos la renuncia inmediata e incondicional del presidente de la Casa de la Cultura. Exigimos que se haga un replanteo total de esa institución. De hecho, no tiene sentido que exista, ya que ninguna institución puede contener dentro de sí todo el acervo cultural de un país. Recordemos que hasta el sicariato es algo cultural.
Lo que proponemos es que la CCE sea eliminada y que sus edificios se transformen en modernas bibliotecas; y particularmente la sede en Quito, en un moderno museo de arte ecuatoriano. Actualmente se desconoce cuál es el estado de las obras que allí se mantienen. La biblioteca parece una carroza vieja, el teatro tiene asientos rotos, las salas son propiedad de dos o tres personas... en fin. Todo esto debe modificarse radicalmente.
El escritor Pérez Torres que se dedique a escribir, pues no tiene nada que hacer allí.
Damián Toro
C.C. 1704191889