Cuando asumió el cargo, vimos a un hombre respetable, calmado y dispuesto a cumplir con su deber. Según las noticias, le arrebataron una Fiscalía ganada por méritos, pero vital para Correa para que nadie acuse ni frustre su programa totalitario.
Él soportó la infamia y siguió viviendo hasta que llegó Trujillo e hizo justicia, animándole a irrumpir en la escena con “chalaca”, acusando al binomio y encarcelando a Glas.
Hasta allí llegó su carrera precipitada y peligrosa, luego se fue opacando hasta que extrañó a la familia y decidió vivir en paz, como todos anhelamos.
El Fiscal no cuantificó un terreno minado por miles de millones de dólares, no meditó que “solo” por $ 45 millones que costaron los helicópteros Dhruv lo mataron a Gabela y lo que pasaría si decidía entrarle a la repotenciación de la Refinería de Esmeraldas y la del Pacífico, donde los robos superan los $ 4.000 millones.
Hay que imaginar las presiones y amenazas de los “perjudicados” por su novelero anhelo de justicia.
Su pacífico talante, el boicot a su gestión por sus fiscalitos correístas y el perjuicio mayúsculo que se está conociendo con la chatarra titulada Coca Codo Sinclair detonaron su paciencia. El nuevo Fiscal deberá ser un guerrero dispuesto a “morir” o no tendrá para qué presentar su carpeta. (O)
Dr. Carlos Mosquera Benalcázar