La prepotencia del exgobierno de Correa permitió el saqueo de los fondos públicos y ahora la sociedad despierta y rechaza la actitud de funcionarios de alto y bajo nivel que asumieron conductas no prescritas en ningún manual normativo.
A las pruebas me remito: el exsegundo mandatario fue condenado por asociación ilícita, sorprendido infraganti por otros gobiernos como los de Brasil y EE.UU. La juventud necesita otra década para recuperar la confianza en la clase política.
Y otros sinvergüenzas enquistados en el empleo público no renuncian y se proclaman ‘morenistas’. No existe familia que no haya sido perjudicada por el ‘correato’, que dividió a la sociedad, destruyó la organización gremial, endeudó al país, permitió sobreprecios, deformó la educación creando distritos escolares que actúan como centrales políticas. (O)
Ricardo Ordóñez Jaramillo