En estos días se ha creado un escándalo mediático internacional sobre el tema del asilo diplomático a Julian Assange, y más aún sobre la amenaza inicial por parte del Reino Unido, de aplicar una ley interna que violaría los términos diplomáticos de la Convención de Viena, que provocaría un detrimento a la soberanía del Ecuador y supone una barbaridad jurídica, asimismo una torpeza política.
Apartando el hecho del presunto delito por el cual sería juzgado el Sr. Assange, es evidente que nos encontramos en medio de una disputa geoestratégica, por un lado tenemos al Reino Unido, un Estado imperialista que aún no pierde la prepotencia que lo caracterizaba en la época de la Colonia, y por el otro tenemos a Ecuador, un pequeño Estado latinoamericano, que en estos últimos años ha conseguido muchos logros económicos, favorecidos por el precio del barril del petróleo, pero no podemos negar que la gestión económica y política ha sido decisiva para alcanzar dichos logros.
Pero la disputa no solo se limita entre estos tres países (Ecuador, Reino Unido y Suecia), aunque no esté involucrado de manera formal, en los Estados Unidos varios diputados en el Senado han catalogado al Sr. Assange de terrorista y anti-americano, y estos exigen que sea extraditado para que la justicia americana lo juzgue por las publicaciones hechas en WikiLeaks. Indiferentemente del hecho que Assange podría ser juzgado duramente y que exista la posibilidad de hasta una pena de muerte, concentrémonos en el ámbito geopolítico.
Es conocida la tensión política que existe entre los Estados Unidos y algunos países latinoamericanos que siguen la linea izquierdista; por ejemplo, en abril del 2011 Ecuador expulsó a la embajadora de Estados Unidos en Quito, luego que se divulgó un cable de WikiLeaks en que la diplomática acusó al ex jefe de la policía de corrupción.
En aquel tiempo el canciller Ricardo Patiño dijo que Ecuador “ha decidido considerar a la señora (Hodges) como persona non grata para el gobierno … y hemos pedido que abandone el país en el menor tiempo posible”; por consiguiente los Estados Unidos expulsaron al embajador ecuatoriano en su país, y las relaciones diplomáticas entre ambos países se pusieron muy tensas. Después de algún tiempo se volvió al diálogo y se reanudaron las actividades diplomáticas entre ambos países, pero la herida aún sigue abierta.
Países como Venezuela, Bolivia, Argentina, Brazil, y entre otros, ya no se dejan intimidar por el imperialismo anglosajón. La cuestión que hay que resaltar es el apoyo que recibió el Ecuador en las diferentes organizaciones internacionales como la OEA, ALBA, UNASUR con respecto a las amenazas recibidas por el Reino Unido. Y podemos concluir que los estados latinoamericanos se ven más unidos que nunca.
Sobre la situación del fundador de WikiLeaks en la Embajada ecuatoriana en Londres esperemos que se resuelva lo más rápido, pero este hecho ya ha marcado la historia de Latinoamérica. Estamos en medio de una gran lucha del poder geopolítico en donde la leadership del presidente ecuatoriano avanza mas allá de los límites territoriales y apunta a ser el nuevo representante de Latinoamérica.
Saludos
Javier Antonio Jara