Una mañana, hace 20 años, en la orilla del puerto de Engabao, conversaba con mi buen amigo Chicho Orrala, mientras esperábamos las pangas que habían salido la noche anterior a su faena de pesca, y poder comprar la captura.
Me admiré al ver un chinchorrero (embarcación industrial) en plena faena depredadora de pesca, a escasos 300 metros de la orilla, al preguntarle a Chicho el porqué de esa penetración ilegal al área de las 8 millas estipuladas legalmente para los pescadores artesanales, entonces me respondió con desconsuelo que ya estaban cansados de denunciar a las autoridades y no obtener respuesta, que las embarcaciones industriales, por su capacidad, ya no les dejaban pescar, ni capturaban las especies como antes.
En estos días hemos podido ver en los medios de prensa manifestaciones muy fuertes de pescadores artesanales, pidiendo a las autoridades, control para los mismos problemas de hace 20 años, la pesca industrial penetrando ilegalmente a la zona de las 8 millas, que es un enfrentamiento desigual de las embarcaciones industriales contra las frágiles pangas artesanales y un ataque más, el de la piratería, que ya ha cobrado varias vidas en este año.
Es importante recordar a las autoridades, al ministerio rector de pesca y a la opinión pública, que el área de las 8 millas debe ser conservada de manera especial, ya que aquí es donde se reproducen especies únicas de nuestras costas, y es donde los pescadores artesanales tienen su campo de acción para lograr su sustento y proveer alimentos del mar a las ciudades.
Defender la pesca artesanal es defender la soberanía alimentaria. (O)
Pedro Pablo Jijón Ochoa