La iniciativa internacional del presidente Correa para la eliminación de los refugios financieros, llamados “paraísos fiscales”, es totalmente válida y, a no dudar, tendrá repercusiones favorables a mediano o largo plazo, no antes, pues los obstáculos a vencer son muy grandes. La iniciativa también está en el marco del grupo de Países no Alineados y en el de las Naciones Unidas. El primer obstáculo a vencer son los órganos de decisión de dichos organismos internacionales, de lenta respuesta; además en el seno de ellos hay países que son precisamente “paraísos fiscales” y que se benefician de ello. Un fuerte elemento de oposición son los intereses de grupos de poder internacional, mafias, narcotraficantes, bancos, mercaderes de armas y las mismas grandes empresas o corporaciones privadas internacionales que esconden sus capitales para eludir controles y el pago de impuestos.
Los entes financieros internacionales, FMI, Banco Mundial, conocen obviamente los casos de evasión de controles y de impuestos en el mundo y más aún, instituciones fiscales de los países ricos combaten la evasión fiscal y el lavado de dinero, habiendo penalizado algunos de esos casos, pero no han hecho nada para la eliminación de la raíz del problema. El origen, la raíz de todo ello, es el denominado ”sigilo bancario” que permite la acumulación de fortunas con la seguridad de que no serán develados los montos ni las fuentes de esos depósitos. Tal secretismo cómplice existe en nuestro país también; siendo así, los bancos son también una suerte de paraísos fiscales delante de nuestras propias narices. Ahora cabe preguntarse, ¿será posible eliminar el sigilo bancario? Cuando se lo intente aparecerán nuevamente los de luto más enlutados que nunca. De tal manera, el perjuicio al país y a muchos países del mundo continuará hasta que exista la legislación pertinente, algo difícil, pero ya se ha dado un primer paso con la iniciativa presidencial.
Atentamente,
Oswaldo Mantilla Bolaños