El periodismo ‘bilioso’ es parte de la tradición cultural. Ha tenido distintas tendencias. Juan Montalvo o Vargas Vila lo pusieron a disposición de los cambios que entonces reclamaban las sociedades ecuatoriana y colombiana, con tanto éxito que, pasado el tiempo, siguen influyendo en la conciencia nacional.
También, al otro lado de la trinchera, existe el vitriolo. Juan Vicente Solano expulsaba rayos y centellas para impedir que las ideas liberales de la independencia trastocaran el orden colonial impuesto por los españoles. Gustavo Salgado, renunciando a sus viejas ideas marxistas, se dedicó a denostar todo lo que oliera a progresista, involucionando a ‘principal agente de propaganda de la estación de Quito’ de la CIA (Philip Agee, Diario de la CIA, pág. 682). Los dos, casi están olvidados como castigo por defender los viejos privilegios.
Y esos solo son ejemplos de muchos. Parece que en toda época aparecen los intemperantes, para sazonar con ají sus íntimas creencias. A este grupo también pertenece el señor Samuele Mazzolini que sin recato alguno expulsa bilis cada vez que se refiere a un asunto.
Ahora, el motivo de su iracundia es el programa de noticias de Russia Today (RT), al cual le parece que, “no es fácil proveer un catálogo comprensivo de las sandeces que RT diariamente arroja al público mundial” (EL TELÉGRAFO, 25-11-14).
Pues bien, a Samuel nunca se le ha escuchado opinar acerca de los grandes medios que defienden el orden mundial impuesto por EE.UU., pero siempre que quiere referirse al socialismo lo hace en los términos más infames. De boca aparece como izquierdista, pero en el fondo defiende las ideas más retardatarias. Lo hace, además, de una manera vaga, sin precisiones, con la ambigüedad de todos los que defienden la injusticia.
Lo cierto es que el socialismo real, al que tan despectivamente se refiere, hizo grandes contribuciones a la humanidad, como poner en primer plano los derechos económicos y sociales de la población, derrotó la forma más brutal de dictadura del capital financiero, como es el fascismo, y demostró al mundo que un país atrasado puede convertirse en potencia económica. Es decir que consiguió “el desarrollo económico con progreso social”, como se dice eufemísticamente ahora.
Que no haya soportado la carrera armamentista que le impuso EE.UU. y que haya permitido que en su seno crezca la corrupción que provocó su caída son temas que deberían estudiarse con seriedad, porque de su solución depende el futuro mismo de la humanidad.
En cuanto a las nuevas realidades, luego del hundimiento de la URSS, surgió Rusia con todos los defectos de un capitalismo que fue diseñado ‘desde fuera’, donde aparecieron grandes desigualdades e injusticias.
Sin embargo, gracias a la herencia cultural que conservó, ahora se ha recuperado de la era Yeltsin del capitalismo salvaje y es la novena potencia del mundo.
Pero, aun así, Rusia no es una amenaza para la existencia de la humanidad, sino una víctima del expansionismo norteamericano y de la OTAN. Y en su afán de defenderse ha creado un medio alternativo de noticias que puede desagradarle a Samuelito, pero que tiene la virtud de romper el cerco mediático que impuso el nuevo orden surgido luego de la Guerra Fría. Y eso para mí es bueno, como es bueno que llegue a nuestra televisión Telesur o HispanTV y no solo CNN.
Pero, no solo eso, sino que Rusia, como miembro del Brics, está contribuyendo a formar un mundo multipolar que frena los afanes expansionistas de EE.UU. y la OTAN, y protege las posibilidades de crecimiento de países débiles, como Ecuador, o de asociaciones de países como Celac y Mercosur. Y tales cambios parece que escapan a la comprensión simplista de Samuelito.
Oswaldo Albornoz