Tanto se lo critica, por cosas que podía haber hecho y por otras que ha hecho. Póngase en los zapatos del Papa, ¿Ud. podría, ya que tanto habla, gobernar a este mundo con diversidad de ideologías, creencias, culturas, costumbres?

Pregúntele al señor Presidente, el economista Rafael Correa, cómo gobierna a este país que es pequeño, pero con distintas ideologías y opiniones. Tiene que ser duro con la oposición para poder gobernar, tiene que ser duro hasta con los suyos, porque la corrupción entra por todos lados. No se diga en la Iglesia que es santa, donde el demonio está siempre para hacerla caer, si hasta al mismo Jesús se  atrevió a tentarlo.

Jesucristo tuvo entre los apóstoles un traidor, no se diga en estos tiempos, habrá muchos traidores dentro de la Iglesia. Y la Iglesia lo sabe y tiene que perdonarlos, porque así lo manda Dios, Él es el Señor de la Misericordia. Él le dijo a San Alfonso de Liborio, en el confesionario: “Ten misericordia, como yo la tengo”. En la misma cruz nos perdonó a todos porque no sabemos lo que hacemos.

Pero hay un pero, en el cual interviene la justicia divina: el que no se arrepiente será condenado eternamente, y para eso creo que ayuda la justicia del hombre, en hacerle ver al que ha cometido un delito, para que se corrija y pague su falta en la Tierra.

Creo que el papa Benedicto XVI no renuncia por esas cosas, él es una persona inteligente y humilde ante todo; él reconoce que, a su edad, puede perder la memoria y otras facultades, lo que no es conveniente para la Iglesia. No hay que olvidar que el Papa es un ser humano, y no todos son iguales, todos no son Juan Pablo II, y el Papa actual lo sabe. Hay que entenderlo y aceptar su renuncia con amor, con cariño, como se merece un representante de la Iglesia católica, representante de Cristo Jesús.

La Iglesia es perfecta, porque su fundador es perfecto, Cristo Jesús; los hombres son imperfectos. En el seminario o convento donde estudian los sacerdotes se controlan estas vocaciones. Está el rector, el inspector, el director espiritual, el párroco, el obispo, y otras personas. A pesar de todo, se pasan ciertas personas que no son dignas de ser religiosas y de ahí salen malos sacerdotes, irresponsables, que no saben cuál es su misión. Es dura esta tarea porque el demonio siempre está ahí para hundir la Iglesia, pero el Señor está aquí para defenderla. Por eso son buenas estas denuncias, para que se purifique la Iglesia y tomar las medidas necesarias para que no se cometan estos errores que opacan su imagen.

En esta Cuaresma hay que orar mucho para que se nombre a una persona idónea, como dicen las Sagradas Escrituras, para que  el representante sea una persona digna de Jesús.

Atentamente
Dr. Raymundo Fco. Pozo Torres
Ministro Extraordinario de la Eucaristía