Después de todo la oposición, con sus artimañas de infantiles estrategias electorales, le hace un favor al presidente Rafael Correa.
La marcha “indígena”, que pasó a ser una marcha “variopinta” -porque unió a partidos de extra izquierda con los de la extrema derecha, y otros que frecuentemente han sido rechazados por la mayoría de los electores, como es el MPD- solamente consiguió que el régimen, el presidente de la República y líder de Alianza PAIS, el mismo movimiento político con sus neoestructuras, salgan fortalecidos al concitar el interés de la gran mayoría de ecuatorianos por defender la democracia y asentuar el repudio a los intentos golpistas y desestabilizadores de esa oposición infantil.
En su intento por desprestigiar al régimen, buscan a los allegados al Presidente, y esta vez le tocó el turno al canciller Ricardo Patiño.
¿Quién en su sano juicio puede pensar que este hombre, al que le precede una envidiable hoja de vida profesional, donde se destaca una permanente lucha por los derechos ciudadanos, y que ahora, en su desempeño de la función pública ha destacado por “su propio peso”, lo que le vislumbra un interesante futuro político, podría participar en una gestión dolosa como es el caso de la droga en la valija diplomática?
A todas luces este tema solamente confirma que esa oposición infantil recurre a tretas que denotan la miseria humana que les asiste en momentos de desesperación por ganar réditos en detrimento de los funcionarios del régimen.
Y así continúan divagando en su horas de ocio, hasta que encuentran otro ardid para escandalizar y ganar protagonismo a través de los medios de comunicación privados “independientes”, que se encargan de darles toda la pantalla, micrófonos y papel periódico que necesiten, con tal de denigrar las gestiones que se realizan desde el gobierno.
De esta manera se oponen a los contratos mineros, de una manera mañosa, con un doble discurso y un descaro que sobrepasa los límites de la decencia y la ética. Los mismos que antes apoyaban la minería, inclusive cuando no se la realizaba contemplando las normas de impacto ambiental, ahora se oponen, a pesar de que la Ley de Minería, que rige para estos casos, los admite luego de un exhaustivo análisis de los beneficios económicos y la mitigación de impactos que puedan generar en la sociedad.
Los pueblos que se encuentran en el área de influencia directa de las minas, por fin recibirán los recursos que merecen, el desarrollo y progreso de sus comunidades y su gente.
Esos recursos son los que antes iban a los bolsillos de gente “invisible”, que generosamente entregaba a esas comunidades migajas para mantenerlos callados. Esa oposición, solamente puede ser una oposición infantil.
Ramiro Serrano Miranda
Durán-Guayas