Cuando a los políticos las emociones superan a la razón, se vuelven dogmáticos y vocingleros, hacen gala de un sectarismo intelectual donde solo ellos son dueños de la verdad, tienen salida para todo y hablan de milagros para solucionar cualquier problema, están obligados a mentir y repiten argumentos copiados y preelaborados, su voluntad está sometida, el sectarismo intelectual es tan profundo que apelan a todo guerrillero o caudillo que les fascine.
No es posible que se guarde silencio ante el engaño, la corrupción y el contubernio para burlar la ley. Los defensores de la década perdida acusan a la partidocracia y a los medios de comunicación independientes de no permitirles gobernar a su antojo en un país digno de mejor suerte. (O)
Dr. Rodrigo Contero Peñafiel