Para quienes hemos visto a la patria cincuenta años atrás, para los que estamos ya en la tercera edad y somos personas más centradas, duele -y mucho- ver la ingratitud, ver el odio en las manifestaciones, ver cuánta maldad de los medios y grupos privilegiados que no quieren entender que ya no pueden seguir con sus fortunas mal habidas o conseguidas con el sudor de los más pobres.

Por Dios, ¡qué ciegos! Me gustaría que los periódicos hagan un balance imparcial de la gestión de los últimos veinte o treinta años de nuestros gobernantes. Qué poca memoria recordar al ‘Cinturita’ que teniendo un voto en la Asamblea... ¡lo eligieron presidente! ¡Cómo sería el toma y daca! Cómo olvidar al ‘Pinocho’ amigo del señor Bush, al cantante, a Olafo, a las flores y miel de Sixto, etc., etc., largo y cansado sería enumerar a los mediocres e incapaces que pasaron por Carondelet; los de la sucretización y los afortunados herederos de la Perimetral, los que permitieron que la familia ecuatoriana se destroce.

Por Dios, cuánta infamia y duele ver el odio a la única persona que ha sido capaz de cambiar ese valle de lágrimas en un valle de esperanzas. Cómo hacer para contrarrestar la desinformación de sencillos ecuatorianos y hacer que reflexionen y recuerden lo que era nuestro Ecuador sin carreteras, sin educación, sin hospitales, con apagones, paros, pinchazos y paquetazos, qué pena da ver al banquero como redentor cuando realmente es un sinvergüenza explotador que no sabe ni cuánto tiene ni sus obligaciones.

Avergüenza que tipos, casi todos desadaptados, cumpliendo sabe Dios qué consignas, alborotan y amenazan la paz de los ecuatorianos. Felizmente, como dice nuestro Presidente: Los pensantes somos más. No pasarán, venceremos.

Manuel Bravo