Los ecuatorianos estamos en la obligación de reflexionar antes de depositar el voto en las cercanas elecciones. Los grupos de poder económico no han logrado unificarse, presentándose con candidatos propios con el mismo discurso todos ellos, acordándose de que en el Ecuador -en esta especial circunstancia- existen pobres, cuando en el diario vivir solo recuerdan que a ellos, justamente, hay que explotarlos.
El coronel Gutiérrez, fuera de todo contexto, no ha logrado convencerse de que no está capacitado para gobernar, aquel tuvo una valiosa oportunidad que desperdició, que ansiando la anuló, justamente por su mediocridad, que lo llevó a su entreguismo a las oligarquías y al imperialismo, los que luego lo abandonaron precisamente por sus falencias a diario demostradas. El abogado Álvaro Noboa, ensimismado en su torpe vanidad, no distingue que quienes lo alaban y sobredimensionan no son más que esbirros -no de él- sino de su dinero.
Esta criatura (parodiando a Montalvo, “no le digo criatura porque lo estime, pues hasta un burro es criatura”), totalmente desubicada, no tiene ni la mínima capacidad para notar que no está preparado para gerenciar sus empresas, peor aún para gobernar un país. Conocemos que sus millonarias compañías son dirigidas por terceros y que lo único que sabe es firmar y estafar al fisco.
El banquero Guillermo Lasso debe saber que su posición de tal lo hace naturalmente antipático dentro de las masas populares y entender con claridad que nadie olvida su participación directa en el “feriado bancario” que perjudicó hasta a los más modestos ahorristas del Ecuador. Que su participación no fue solamente como funcionario del gobierno del tristemente célebre Jamil Mahuad. De esto la historia se encargará de juzgarlos.
Este señor de la banca privada, dentro de su error de postularse para Presidente de la República, comete otro grave error al candidatizar a un “indígena” (utilizamos las comillas, porque dudamos que sea de pura raza), todos sabemos que la postura de unir el agua con el aceite no es sincera.
Ante este breve pero claro análisis reflexivo, no queda otra alternativa que votar por Correa Delgado, dueño de personalidad definida, honrado y con buenas intenciones, aunque existen falencias al utilizar -en algunas oportunidades- a gente totalmente ajena a los principios socialistas que él pregona e intenta fundamentar en el Ecuador. Y como estamos seguros de que ganará sin necesidad de una segunda vuelta, está en la obligación de realizar depuraciones. La verdad aunque duela.
Arturo Santos Ditto
0903387132
Guayaquil-Ecuador
