Ayer seguí por radio el debate en la Asamblea Nacional, sobre el tema del cáncer de mama y realmente es indignante escuchar cómo fuimos tratadas. Se llenaron la boca hablando de la mujer, grande, santa, inmaculada, de nombrar a la madre, la hija, la hermana, la abuela.
Pero no se acordaron de asumir la responsabilidad que tienen estos, hoy defensores de la salud femenina, en la destrucción del Estado, la falta de inversión en salud, educación, la precarización del trabajo. Además, porque gracias a la aplicación de políticas neoliberales de los gobiernos ejercidos por los partidos a los que hoy representan, el costo que hemos pagado las mujeres a causa de las políticas neoliberales ha sido muy alto y no las resuelve una ley.
Ya se olvidaron de lo criminal que fue el feriado bancario, cuántas mujeres debieron migrar y dejar solos a sus hijos e hijas. Sabrán cuánto afecta la miseria, en todo lo que implica la palabra miseria, a la salud y no solo de las mujeres sino de cada ser humano. Si bien es cierto el cáncer de mama se ha cobrado la vida de muchas mujeres, no me parece justo que se utilice un tema muy sensible para hacer protagonismo político, esperando a estar cerca de las elecciones y es muy triste que en este juego también hayan caído aliados del Gobierno.
No se puede crear una ley para cada enfermedad, hay que tener una ley de salud que priorice la prevención, un plan que fomente la educación en salud en toda la población. Esa inversión ahorrará no solo recursos sino vidas que se pierden todos los días y no solo por el cáncer de mama, sino por otro tipo de males que se vuelven catastróficos por una detección tardía. Las mujeres somos seres humanos con problemas y realidades concretas, no necesitamos que nos pongan en un altar, necesitamos acciones reales y no solo para nosotros sino para todos.
A estos asambleístas que tanto hablaron de la madre, la hija, la hermana, ¿han hecho algo en contra de uno de ellos, implicado en el asesinato de una familia? ¿Pensó en esa madre, en esa abuela? ¿En tiempos del gobierno represivo de León Febres-Cordero alzaron su voz de protesta por las mujeres torturadas y vejadas, o por las madres que perdían a sus hijos, asesinados o desaparecidos? En el feriado bancario se destrozaron familias, quedaron madres solas, niñas solas, abuelas cuidando a sus pequeños nietos. ¿Por qué ahí no gritaron a todo pulmón, como ayer?
Cuando les conviene somos seres intocables, pero cuando se ejercen las políticas del capitalismo salvaje, que ellos defienden con uñas y dientes todos los días, ¿piensan en el alto costo que pagamos y seguimos pagando día a día las mujeres en todo el mundo?
Ya basta de tanta hipocresía. Y por favor, a los y las asambleístas, tengan un poco de respeto. La salud femenina y la de cada ecuatoriano no es un juego.
Dra. Paulina Pérez