Incidentes ayer por la tarde (el domingo pasado) en Guayaquil, pocas horas antes del Clásico. Algo lamentable que nos pone a pensar, ¿hasta dónde puede llegar el fanatismo de un grupo de personas? Porque lo que ayer demostraron esos “hinchas” no es apoyo a su equipo, sino que merecen estar detrás de las rejas un largo tiempo. Un pobre hincha que fue a vivir la fiesta del fútbol termina atacado brutalmente por parte de estos locos, a los que poco les importaba el partido y más estaban preocupados por asustar a los hinchas rivales.

Aquí, en Chile, ya se han tomado medidas drásticas para frenar la violencia en los estadios. Ya no se pueden ingresar bombos siquiera al recinto. ¿Realmente queremos llegar a eso? ¿A que nos prohíban la entrada de objetos que sirven para animar la fiesta deportiva, o peor aún, que nos prohíban la entrada a nosotros?

Cabe recordar que no es la primera vez que se da un suceso de esta magnitud durante un Clásico del Astillero. Hace algunos años un niño murió en el estadio por el impacto de una bengala. Además, estos mal llamados “hinchas” siempre generan disturbios cuando van a otras ciudades, a “alentar” a su equipo.

Me parece que la solución que se debe tomar, aunque yo sé que la FEF no lo decidirá así, es la prohibición de entrar a cualquier recinto deportivo a los seguidores del club implicado, al menos hasta el final de la temporada. ¿Por qué  solo la suspensión del estadio Monumental? Porque esa medida ya se ha tomado en otras ocasiones, y ayer se volvió a demostrar que no sirve para nada. Yo sé que no será justo, porque hay hinchas buenos que en serio van a disfrutar del fútbol, pero por esas pocas bestias (perdón el término) nos ponemos en riesgo todos.

Sebastián Carrasco
Desde Santiago de Chile