No entiendo por qué el Sr. alcalde Nebot tiene que empecinarse en que las espadas de don Eloy Alfaro y de J. Montero tienen que ser entregadas al Museo de Guayaquil. Claro que allí estaban y que el Cabildo porteño las recibió de la hija de Alfaro, ¿pero que seguridad le dio a estas espadas el Cabildo? Porque de lo contrario no las hubiesen sustraído del Museo Municipal los autonombrados “alfaristas”.
Ese reclamo no es de un alcalde, que pletórico del conocimiento de aquellas espadas, nunca ha dado una exposición de aquellas, en más de 10 años como alcalde y de hacernos llegar la personalidad y la valentía de sus dueños que dieron el valor del nacionalismo de nuestra patria, por aquellos que eran vendidos con huasipungo y todo, a los que no les enseñaron a leer, a los que no tenían derecho a la salud. A las mujeres que alcanzaron los mismos derechos que los hombres. Aparte de separar a la Iglesia del Estado.
No soy de aquí, no soy de allá, eso dicen las espadas para que las autentifiquen. Ellas pueden llegar a cualquier parte del Ecuador porque no tienen dueño. ¿Me comprendió, Sr. alcalde? Ellas no tienen dueño, ellas son de todo un pueblo ávido de cambio, ávido de obtener mejores días para todos y de no maquillar la democracia como otros gobiernos lo hicieron. Las espadas, Sr. alcalde Nebot, estarán donde las necesite el pueblo y no donde su prepotencia, no donde su melancolía partidaria, bicéfala, quiera imponerse en su pensamiento.
Basta recordarle, Sr. Alcalde, la espada de Bolívar camina y camina por América Latina.
Gracias por darme otra vez el espacio.
Fraternalmente
Víctor Mora Peña
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