Entre 2014 y 2018 fueron asesinadas en Ecuador 600 mujeres en la mayoría de los casos a manos de su conviviente o pareja. La Fiscalía tramitó, solo en 2018, más de 18.000 denuncias por violación, acoso y abuso contra las mujeres.
En una sociedad donde se naturaliza el machismo: vas por la calle de la mano de tu novia y la gran mayoría de los hombres regresan a mirarla, se ve con frecuencia el maltrato a la mujer. En las calles, en el barrio, en espacios públicos, usted podrá percatarse fácilmente de que el acoso es algo “natural” en casi todos los lugares.
Nuevamente la educación es la clave. Desde la casa se debe enseñar el respeto hacia la mujer. Ellas no están para limpiar, cocinar y lavar -como dicen muchos-, igualmente pueden trabajar, emprender, crear al igual que los hombres, pero también nosotros podemos encargarnos de los quehaceres de la casa; no nos quitará un ápice de masculinidad.
El respeto es la base de toda relación interpersonal. Respetemos a la mujer, brindémosle la seguridad y tranquilidad que merece, ya bastante valientes son todas con traernos al mundo.
Debemos borrar para siempre ese fatídico promedio de que cada tres días muere una mujer en Ecuador. Se deben implementar -y urgentemente- todos los alcances, medidas y consideraciones de la aprobada Ley Integral para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres. No pueden seguir muriendo mujeres por el hecho de serlo. Basta ya de violencia, maltratos, acoso e irrespeto.
A la mujer se respeta.
Jamás se le alza la mano,
porque es quien nos da la vida,
y nos enseña a querernos, hermano. (O)
Pablo Virgili Benítez