Cuando se vive en conflicto permanente, internado en la selva por muchas décadas, la guerra deja secuelas psicológicas que permanecen ocultas en las personas, el pensamiento ilógico e irracional provoca problemas mentales muy difíciles de curar, viven preocupados por el presente al tener una percepción distorsionada de la realidad, la hostilidad y ansiedad que sienten es el resultado de su infelicidad. La violencia es producto de vivir en la selva y las montañas cumpliendo actividades de riesgo y cuidado.
El país debe desarrollar políticas públicas de seguridad y salud mental, y la sociedad debe trabajar con el Estado buscando el reintegro de los subversivos a la sociedad para evitar conductas delictivas o que sean captados por bandas organizadas de narcodelincuentes. (O)
Dr. Rodrigo Contero Peñafiel