Soy de Cuenca. Viajé a Guayaquil para recibir a mi hermano que llegaba del extranjero para la noche amarilla y de repente, camino al estadio, me vinieron los dolores de parto, mi hijo nació de seis meses. Su nombre es Gabriel, como el ángel. Lleva un mes en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales del Hospital Los Ceibos del Seguro Social.
Básicamente permanezco allí 24 horas, mientras él está en una termo-cuna, cuidado por médicos y enfermeras. Gracias a Dios ha avanzado mi niño. Él tiene bajo peso y ahora está con una máquina de oxígeno hasta que sus pulmones se desarrollen. Sé que mi caso es grave porque es el más pequeño de la UCIN, sé que pocos niños prematuros sobreviven, pero confío en Dios, oro todos los días para que se salve.
Moralmente he tenido bastante ayuda en el área de lactancia de la UCIN. El hecho de estar sin mi familia y de no tener a nadie en esta ciudad me afectó mucho; sin embargo, he tenido el apoyo de personas que han sabido escucharme y me han visto llorar. En esta área de lactancia me han incentivado, pensaba que no tenía leche, pero aquí me enseñaron las técnicas de extracción y el beneficio para mi hijo al proveerle este alimento natural. Necesito esa leche para él, porque de esta los bebés obtienen anticuerpos que los protegen de las infecciones y mejora su desarrollo cerebral. Me ha gustado la seguridad de este hospital.
Tienen muchos controles higiénicos. Desde el comienzo nos explicaron que por salud del niño nos darían: bata, gorro y protectores de zapatos. También nos enseñan el lavado de manos correcto; los niños son tan indefensos que debemos cuidarlos. Le pido a las madres que saquen fuerzas de donde no hay, porque aquí lo único que tienen los niños, además de los médicos, es a nosotras.
Ellos necesitan nuestro apoyo, por eso debemos dejar las penas afuera y venir dispuestas a pensar que van a salir adelante. Mi niño es el más pequeñito de todos y hay madres que lloran porque sus bebés tienen una bilirrubina que son solo 7 u 8 días de ingreso y les digo que no se lamenten, que yo ya llevo un mes aquí y que mi hijo lucha día a día por vivir.
Gabriela Hurtado
