¿Quién no recuerda El Observador, del canal 10; o Telemundo, con Alberto Borges, el inolvidable “Gallo del Cerro”? En ellos se informaba sobre noticias con credibilidad y de manera objetiva. Y si no era así por lo menos se preocupaban de que lo pareciese.

Es verdad, hay que admitir que antes no había tanta delincuencia, no se registraban asesinatos ni secuestros como ahora, pero delitos siempre han existido. La diferencia en la actualidad no solo radica en el aumento de casos, sino, además, en la forma en que los noticieros televisivos daban a conocer los hechos, ya que no había tanto morbo ni irrespeto hacia la familia en general.

¿Qué le estamos “comunicando” a nuestros hijos? Violencia, diría Pepito en un cacho. Para esos medios es el pan de cada día, aquellas cosas ya no les causan asombro, es algo “normal”.

Esos espacios de televisión se han llenado de payasos que utilizan labia de populacho; los llaman “servicios en la comunidad”, en los cuales se presentan peleas de quinto patio, cosas insignificantes, que no interesan ni guardan relación con los objetivos para los cuales fueron creados los informativos: hacer llegar a la gente ideas positivas, propuestas diferentes y originales.

Los noticieros en las mañanas están llenos de gente inescrupulosa, que con tal de aumentar el rating, ofrecen a los televidentes noticieros, pero qué digo, si ya no son tales, ahora son programas faranduleros morbosos, a la expectativa de escándalos y situaciones bochornosas en la comunidad, es decir, el pueblo.

Necesitamos informarnos, sí, pero no de una manera tan grotesca.

Atentamente,
Jean Carlo Renken Mora
C.C. 0918630146
Cdla. La Saiba, Guayaquil