Cada 20 de noviembre se conmemora la Revolución Mexicana. Era un día feriado de marchas militares y niños en las plazas. Desde que el neoliberalismo llegó al poder, el feriado se trasladó a inicios de la semana para dinamizar el turismo interno y el sentido del feriado quedó diluido. Pero este año, este 20 de noviembre ha sido el día en que las fuerzas sociales desatadas tras la desaparición de los 43 estudiantes normalistas en Ayotzinapa decidieron expresar su malestar con las consignas: “¡Contra la impunidad y la criminalidad!”, “¡Vivos se los llevaron y vivos los queremos!” y “¡Que se vayan todos!”.
Las evidencias comienzan a salir e indican que hubo militares involucrados en las matanzas de los normalistas y también que las fuerzas que aparecen al final de los actos, vestidos con jeans, camisetas negras y las caras cubiertas, son de una fuerza paramilitar o militar. Se recordará que la fuerza de Los Halcones fue la que operó en la masacre de Tlatelolco de 1968 donde mataron a 1.500 estudiantes. Esto es lo que la periodista Carmen Aristegui sugiere con el video donde uno de los encapuchados de la noche que irrumpieron con violencia, al final del mitin, aparece, más temprano, sentado en un camión del Ejército.
Si se observan los videos de la huelga de los maestros de 2012 y el modo como terminó, se parece sobremanera al final del mitin del día 20. En ambos, lo que ocurrió fue el desalojo del Zócalo capitalino como si fuera propiedad privada ocupada.
Al final del mitin pacífico del día 20, estuvo un grupo de muchachos, algunos retratados en camiones militares más temprano por el equipo de Aristegui, que enarbolaban la consigna “Prensa no”, que es una consigna antipolítica y, por tanto, no tiene sentido. Estos de la consigna “Prensa no” proceden a lanzar bombas molotov contra el Palacio Nacional y unos cohetones que no hacen daño pero asustan, en el contexto de un mitin, mientras la Policía de asalto avanza y empuja a los estudiantes y sus familiares fuera del Zócalo, en una acción que parece coordinada. Con poca violencia, este pequeño núcleo de encapuchados terminó ayudando a la Policía de choque para que terminara el mitin antes de las 10 de la noche, en una sociedad que justamente está harta de la violencia. En México, una opinión escrita en el diario La Jornada en 2009 señalaba: “Siempre detrás de la matanza a la población, detrás de la muerte de Colosio y otros más, ahora lo que está detrás es el sistema y la violencia que le precede, ¿quién más?”.
Se percibe el problema de la falta de ley por los estudiantes muertos y la falta de reacción del Estado para explicar lo ocurrido donde el Presidente se ha solidarizado con las familias y la Secretaría de Gobierno federal ha creado una comisión mixta el 3 de noviembre para reparar los daños. Está poco claro por qué el Estado había de reparar daños si no los causó. Tampoco está claro por qué no sale nadie del Gobierno a explicar lo ocurrido, dado que tienen al alcalde responsable detenido. Ya se sabe que el Ejército estuvo presente, de modo que solo faltan las explicaciones de qué pasó. Mientras tanto, aparecen más fosas, como ya había destapado el poeta Javier Sicilia a raíz del asesinato de su hijo y tres amigos en Cuernavaca hace dos años.
El Gobierno parece jugar con el factor navideño y las vacaciones universitarias para diluir este movimiento que parece fuera de control. El analista político Silva Herzog, el 20 en la noche, en el programa de la periodista Aristegui, dijo que tenía la impresión de que el Presidente no tenía conciencia de la magnitud de la crisis política que vive el país, que la gente está diciendo: “Ya estuvo bueno, el país no aguanta más”.
Ricardo Cabezas