Por este motivo, la estación norte del “Trole” ha sido cerrada y hay que tomar una decisión: ¿que se hará con esas 3 hectáreas y media de tierra de la centralidad de la ciudad?
Quito se merece que sobre el tema se defina una política pública permanente que vele por el interés de todos sus habitantes; política que controle el destino para el uso social de las tierras municipales, que mejore sistemáticamente las condiciones del espacio público, que garantice la sostenibilidad desde la normativa, que nos permita acceder a los derechos de una ciudadanía social.
Los quiteños debemos exigir que los próximos candidatos a la Alcaldía, integren en su programa o plan una postura y compromisos claros sobre el tema. (O)
Reinaldo Torres Jaramillo