La mayor vitrina para que los escritores ecuatorianos contemporáneos se muestren ante el público local no son precisamente los espacios culturales desde organismos públicos o privados, puesto que son escasos en el país. Con contadas excepciones se generan estas oportunidades mediante jornadas que intentan rescatar el gusto por las letras en ferias y concursos, principalmente en Quito, Cuenca y Guayaquil, durante un exiguo período que, en el mejor de los casos, apenas ocupa un mes al año.
Entonces, esa atesorada vitrina está en las publicaciones de opinión de los grandes medios de comunicación -grandes por el poder económico que representan-. Es en sus páginas donde el escritor se da a conocer entre los lectores ecuatorianos. Consecuentemente y bajo la premisa de que en este país la tan mentada “libertad de expresión” siempre ha estado supeditada a la línea editorial y política que maneja -a su arbitrio y albedrío- cada medio, los escritores han visto secuestrada su producción intelectual, con conocimiento de causa y en espera de consolidar un prestigio que puede o no llegar, dependiendo del estilo y anuencia de quienes dirigen los medios de comunicación.
Me atrevo a decir, en ese contexto, que la obra de Alfredo Pareja Diezcanseco, “La hoguera bárbara”, que hoy gana relevancia y actualidad con ocasión de cumplirse este 28 de enero de 2012 el centenario de tan abominable suceso, ha sido poco menos que proscrita en periódicos como El Comercio y El Universo, al igual que en los canales de televisión aliados, por cuanto el autor rescata testimonios de periódicos de la época -alineados con los poderes oligárquicos- que azuzaban a la población (al igual que lo hacía en sus sermones la clase clerical) a cometer ese acto de barbarie contra el general Eloy Alfaro y sus lugartenientes.
Es tan válida esta premisa, que en los foros académicos y periodísticos -excepto los literarios propiamente- se desconoce la contundencia y las implicaciones de las acciones de los autores intelectuales en el asesinato del ilustre manabita que es considerado el “Mejor ecuatoriano de todos los tiempos”.
Nuevas corrientes literarias -independientes de los autodenominados “medios independientes”-, así como ciudadanos comprometidos con la búsqueda de la verdad de los hechos, historiadores consecuentes con la investigación científica y una conciencia pública liberada de yugos informativos, intentan desenmascarar a los autores de la infamia y se han topado con una oposición tenaz que se niega a develar la identidad de los verdaderos autores del histórico crimen que entronizó a sus herederos y acrecentó su fortuna en un statu quo que todavía quieren perennizar y que la Revolución Ciudadana ha empezado a transformar en un sistema que tiende a reivindicar derechos conculcados en toda la vida republicana a los verdaderos gestores del desarrollo de la patria.
Esa es la memoria que queremos rescatar, que la Revolución Ciudadana se ha propuesto desentrañar y que todos merecemos conocer. Es la historia que debemos leer y entender, para que los errores del pasado no se vuelvan a repetir.
Ramiro Serrano Miranda
Durán – Guayas