Quito, 2 de enero de 2015
Sr. Lcdo. Orlando Pérez
Director de diario EL TELÉGRAFO
Estimado Director:
No me parece adecuado que cuando la ciudadanía expresa su opinión al escribir una Carta a la Dirección (de un medio impreso), no todas las cartas lleguen a ser publicadas, debido a la línea editorial de cada medio y a la discreción del director. Me pregunto: por qué un ‘director’ tiene que decidir qué se publica o no. El artículo 17 de la Ley Orgánica de Comunicación es clara: “Todas las personas tienen derecho a expresarse y opinar de cualquier forma y por cualquier medio…”.
Existen medios impresos que tienen como límite máximo -para las cartas al director- 1.000 caracteres, espacio que a mi parecer resulta insuficiente para contextualizar un problema y fundamentar una opinión. Considero que deberían permitir hasta 3.500 caracteres. También deberían utilizar un tamaño de letra que no sea inferior al del editorial. Por otra parte, las radioemisoras carecen de franjas horarias para que la ciudadanía haga uso de sus derechos de libertad de expresión. La verdadera libertad de opinión yo la vería cuando haya gente en el interior de una radioemisora, con su respectivo turno o haciendo fila para hablar unos 5 minutos a través de ese dial, sin más restricción que el tener una cédula que le identifique como ecuatoriano.
En los canales de televisión es lo mismo. Ninguno dispone de franjas horarias para que el ciudadano -de a pie- hable del tema que crea conveniente, sin más filtros que el que dice la Ley Orgánica de Comunicación, es decir, “que cada quien será responsable por sus expresiones”. Me parece injusto e incorrecto que prácticamente todos los canales de televisión dediquen más o menos el 80% de su parrilla de programación al entretenimiento, y un 20% a información muchas veces descontextualizada, parcializada y sesgada. Y la ciudadanía, ¿qué? Entiendo que existe un esfuerzo por parte del Cordicom y la Supercom por mejorar esta situación, pero hasta ahora no se ven resultados.
Antes de 2007, la línea editorial de los principales medios televisivos VHF estaba manejada por el poder de ciertas mafias financieras, oligárquicas y vendepatria. Con el nuevo régimen, la ‘verdad’ quedó dividida entre la versión de las mafias anteriormente mencionadas y la de algunos actores de la Revolución Ciudadana. Y la ciudadanía, ¿qué? Una cosa es democracia representativa y otra opinión representativa.
Si bien es cierto que la Ley Orgánica de Comunicación habla de libertad de expresión, considero que esta no llega al ciudadano común, corriente y de a pie, que también necesita un espacio en la prensa, televisión y radio sin restricciones para enunciar sus opiniones.
Agradeciendo su atención prestada y esperando que esta carta sea publicada, me despido.
Atentamente
Maylin Quelal
Angie Alarcón
Cristina Soto
Alumnas décimo de básica
UEE Manuela Cañizares