Ya no cabe  duda alguna de que la oposición orquestada contra el legítimo gobierno de la Revolución Ciudadana tiene como objetivo eliminar del poder al Presidente Constitucional de nuestra República del Ecuador; los complotados  son los mismos de siempre, la extrema derecha, en maridaje con la vieja, corrupta y vividora dirigencia de los difuntos partidos políticos y de las divididas organizaciones sociales. Allí los vimos, juntos y revueltos, haciendo coro y vociferando a más no poder “¡Fuera Correa, fuera!”. Y claro, como hay mucho dinero, los desocupados y los obligados salieron  unos desde sus madrigueras, con una ‘plataforma de lucha’ en la que algunos ingenuos cayeron en la tentación del no a los impuestos a la plusvalía, a la herencia, que se devuelva el fondo de cesantía y algunas otras insignificancias, como que se terminen las sabatinas, la prepotencia. ¿Quién no entiende si la clara intención de los marchantes era la misma forma del pasado? Hacer asustar al Presidente, para que huya con el santo y la limosna y luego se autodenomine ‘perseguido político’. La campaña electoral anticipada a las elecciones de 2017 es evidente, los pseudolíderes de los partidos extinguidos, con otras siglas, buscan adeptos, pero el pueblo ya no traga ruedas de molino, ve la inmensa obra social desarrollada a lo largo y ancho del país. Es cierto, que la profundización de la obra revolucionaria es una marcha de largo aliento, de sacrificios y de temperamento. Todo pueden vociferar contra  el liderazgo de Correa, pero lo que jamás podrán negar los detractores de turno son las grandes obras que nos va legando este Gobierno. Claro está, falta mucho, muchísimo por hacer y construir, por ejemplo, que las tierras comunales sean devueltas a los campesinos, para luego constituirlas en empresas comunitarias, no al viejo estilo neoliberal. ¿Quién no se alegra de ver tantas carreteras de primer orden? Pero algo que me bulle en la sangre es que hasta la vez no se construyan las vías perimetrales de Jujan-Los Ríos y la Balsapamba, ya esta vía presenta serias fisuras por el exceso de paso de vehículos de gran tonelaje, por el  centro de la pequeña población. Este pueblo es digno de mejor suerte, la perimetral es una necesidad urgente, que debe partir de Alungoto y retomar a la vía principal, en la Saiba o Chaupiyacu. Que ni siquiera se imaginen los proyectistas tocar la cabecera de la pequeña montaña que protege al pueblo. Cada semana hay accidentes de tránsito dentro de la población, es criminal el trato que da la transportación pesada a la gente de este pueblo: ruido, contaminación ambiental y destrucción de la angosta vía las 24 del día, situación igual vive Juján. ¿Hasta cuándo, compañero Presidente? Ojalá que alguna sabatina llegara a este pequeño poblado, allí con absoluta seguridad asistiríamos miles de personas de los recintos y pueblos circundantes, para  hacer escuchar   nuestras voces, que no seamos simples oyentes, sino proponentes de tareas que la Revolución Ciudadana tiene que cumplir. Porque frente a la agresión de los conspiradores de derecha y sus compinches, estamos un  pueblo vigilante, que juzgamos paso a paso las maniobras desestabilizadoras de los atrasapueblos. Recuerden ‘camaradas’, ayer gritábamos: “Ahí están, esos son los que joden la nación”. Ahora unidos con los lanceros, con los contras y recontras, con los mercenarios. Han descendido tanto, o al fin se han quitado la máscara de infiltrados al servicio del imperio y  de la derecha universal.

Atentamente
Ab. Ángel Chávez Mestanza
Msc. Diplomacia y Ciencias Internacionales