Tuve un sueño, no es mi deseo -por las inconveniencias que acarrea- que suceda, por tanto prevalido del adagio “Sueño que se conversa, no se cumple”, lo voy a dar a conocer: El país se ve abocado a una reconversión económica (un proceso de modernización o de transformación de una empresa o un sector industrial, con el fin de mejorar su rendimiento o de adaptarlo a las demandas del mercado.).
O sea abandonamos la dolarización y pasa a constituirse como moneda nacional -por ejemplo- el ecuatoriano, el Abdón Calderón, etc., cuya cotización estaría 20%, 30% o 40% por debajo del peso colombiano y sol peruano.
La implementacion de esta macromedida les sería útil para fomentar e impulsar la competitividad que es exigida y pedida a gritos por exportadores, importadores, empresarios; admitiendo que los empréstitos, inversiones, comercio, turismo y demás convergen en los países que tienen como plus la depreciación de sus monedas.
Es tangible cómo se dispara el comercio y, por supuesto, el turismo de compras a los países vecinos, especialmente en meses en que el ecuatoriano tiene mayor capacidad monetaria.
Al preguntarme el porqué de este sueño, sospecho que se debió a que observé un debate televisivo en el que un acreditado economista mencionaba que el Gobierno estaba tomando medidas como que quisiese propiciar una crisis económica, mencionando, entre otras cosas: la poca inversión pública, el haber perdonado el cobro de multas e intereses a deudores del fisco y del IESS.
En vez del viaje a la República Popular China y Catar para adquirir préstamos y promoción comercial, debieron renegociar la deuda
del Gobierno anterior.
Ojalá que al compartir lo que soñé, todo quede como dijo el renombrado escritor español Pedro Calderón de la Barca: “Los sueños, sueños son”. (O)
César Antonio Jijón Sánchez