Así se deberían llamar los candidatos que están ganando las elecciones en la América Latina, o como dicen los gringos: su patio trasero. El Salvador, Nicaragua, Brasil, Uruguay, Argentina, Chile y Bolivia han recogido la bandera de los cientos y miles de compañeros muertos por las dictaduras de derecha con la venia y financiadas por el Pentágono.
El trabajo clandestino dio sus frutos y hoy los patriotas están cosechando los huertos de la patria grande. Cabe destacar que en Colombia, a pesar de los esfuerzos de los demócratas de la Unión Patriótica por intervenir en los procesos electorales, la siniestra mano de la extrema derecha asesinó a candidatos de izquierda, patriotas, dirigentes sindicales y populares, artistas e intelectuales o han sufrido el exilio obligado, como Gabriel García Márquez.
Venezuela ha venido soportando, desde los gobiernos supuestamente democráticos, el entreguismo de sus recursos naturales, pero como dicen en Cuba (con ritmo de son): “llegó el comandante y mandó a parar”; y en la patria de Bolívar llegó otro comandante y mandó a parar, y la Venezuela de hoy es un referente para Latinoamérica.
Tuvo un revés pasajero Paraguay, pocos conocen la tradición de lucha de ese pueblo, en cuyas cárceles y mazmorras han estado miles de patriotas, comenzando por el secretario general del partido comunista paraguayo, el compañero Maidana, preso por una dictadura represiva y sanguinaria. Fue el único país de América que dio asilo al exdictador de Nicaragua conocido como el ‘Chacal’.
El secretario de la presidencia decía hace pocos días que en Ecuador todos sueñan con ser perseguidos políticos, parece que eso les otorga un mérito. Es la misma foto que se toman en Caracas. Por eso, cuando alguna columnista confunde la represión de los estudiantes de México del 68 con lo que está pasando con los guarimberos de Caracas o Quito, está equivocada del medio a la mitad. Perseguidos políticos y sobrevivientes de las dictaduras represivas de América son los que han tenido que dejar sus hogares, subsistir de la solidaridad de los compañeros, organizar en la clandestinidad la lucha popular, mantener como única consigna la unidad para sobrevivir.
Esto enfurece al imperio y sus lacayos, la embajada les está pidiendo explicaciones, por eso se reúnen con los traidores y divisionistas que han hecho del movimiento sindical su trinchera reaccionaria y contrarrevolucionaria. Ya comienzan los separatistas a balbucear la palabra libertad, pero aquí como en La Paz los mismos que esgrimían estas tesis fueron sepultados hace pocos días 3 a 1 con los votos del pueblo. Mientras tanto, como dice el comandante Jaime Galarza en su última columna: “Hay que dormir con el fusil debajo de la cama bien engrasadito”, yo agrego dormir con un ojo abierto y otro cerrado.
Atentamente
Ing. Salomón Fuentes Vidal, Esp.