Desde que asumió el poder Rafael Correa los profetas de calamidades se han dedicado a hacer una antología del disparate con obvia intención de minar el prestigio del presidente, lo peor de esto es que la gente ingenua y sin una cultura política cree a pie juntillas Ejemplos: se dijo que ya están aquí los contenedores llenos de la nueva moneda, el famoso “cóndor”, parece que los cóndores se volaron porque no asoma uno, que nos van a quitar los “guaguas”, muchos padres se pusieron contentos porque pensaron que se librarían de los hijos malcriados, total nada.
Se corrió la noticia falsa de que se va acabar con la dolarización, que no existe libertad de expresión y sin embargo siguen insultando a Correa, prueba de que sí existe libertad de expresión es que no existe un solo periodista en la cárcel. Gritan, chillan y vociferan hasta el cansancio, que Correa es dictador, que Correa es tirano, totalitario y represivo, que Correa nos ha vendido a los chinos, que quitó los toros, que Correa en diez años no ha hecho nada, que Correa es el que tiene que indicar qué jóvenes tienen que ir a la universidad, que la gente va a las sabatinas porque les dan sánduche de borrego, que no hay qué comer, que nos estamos muriendo de hambre, que Correa se ha feriado $ 23.000 millones en millonarias consultorías, que el país está asfixiado con tanto impuesto, nos pintan un Ecuador de tragedia, que somos un pueblo oprimido y sin libertad de expresión, que el país está hundido en la miseria, que Rafael Correa, lanza cortinas de humo para tapar los escándalos de corrupción de Petroecuador, que el oso hambriento quiere atrapar al inocente Alcalde de Quito, que Correa es el titiritero de la Revolución Ciudadana, que Lenín Moreno, es un mantenido calienta sillas.
Protestan por el Estado obeso, que el hiperpresidencialismo, que Correa es impuestero. Sueñan en recuperar los intereses privados, dicen que quieren acabar con el estilo autoritario y controlador, que quieren promover la ética pública, la lucha contra la corrupción y la libertad de expresión, en fin los profetas de calamidades caen en el ridículo y en la estupidez, todo mal tiene solución pero menos la estupidez.
Luis Alfredo Ramón