Luego de haber transitado 40 años en ámbito de la producción, desde obrero como bachiller técnico y como Ingeniero desde supervisor hasta gerente de planta, puedo asegurar que este es el tema tal vez más odioso que pasa todos los días en todos los espacios laborables donde hay trabajadores (sean empleados u obreros).

Bien hace el presidente Correa en cuestionar que los permisos de enfermedad los den los dispensarios médicos del IESS, ya que estos permisos, aparte de congestionar las actividades, hacen perder el tiempo a los trabajadores perversamente. Y es perverso porque si un obrero amanece con un ‘trancazo’ -que es muy común en nuestro medio-, este pobre cristiano tendrá que ir al Seguro a perder tiempo en emergencia hasta que le toque el turno para que le digan que tiene que guardar cama por 24 horas y luego regresar a su casa al final del día con su certificado por un día de descanso. Esto es perverso y ruin.

Las empresas lo exigen porque no hay otro modo de ‘creer’ en la ausencia de ese día del trabajador. Las empresas también saben que este permiso se lo consigue por métodos ilegales. También es perjudicial para los trabajadores perder dos días de sueldo por la falta al trabajo si no llevan el certificado.

Se debe plantear alternativas inteligentes y viables. Podría ser que la empresa tenga a su disposición un médico que visite al trabajador, lo medique y él extienda el certificado, el empresario así tendrá la confianza de que no hay abuso y el trabajador puede recuperarse sin recurrir al dispensario del IESS, que le toma no menos de dos horas de ida y dos horas de regreso, si es que no le dicen que llame primero al ‘call center’.   

Ing. Salomón Fuentes Vidal, Esp.