Cada cierto tiempo aparecen los comemuertos, es decir los profanadores de tumbas; ahora le tocó la desgracia a un pequeño cementerio del cantón Montecristi (Manabí), donde no hay guardias de seguridad ni cerramiento completo; se llevaron las osamentas de cuatro cadáveres.
En pasadas ocasiones apresó la Policía a estudiantes de medicina que entraron en cementerios descuidados para robar huesos que les sirven para sus estudios porque comprarlos a otros ‘comemuertos’ les resulta caro; también solicitan calaveras quienes practican brujería; la profanación de tumbas es un delito y muchos en casos anteriores han ido a la cárcel por practicarla. (O)
César Burgos Flor
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