Llama la atención la poca o nula importancia que, en el caso específico de este medio público, se le otorgó a la expresión ciudadana manifestada hacia Rafael Correa en ciudades, calles y pueblos desde el mismo día de su regreso. Tampoco nada dijo respecto de la convención nacional convocada por el movimiento político –de largo en los últimos años– más importante del país.
Qué contraste de EL TELÉGRAFO con su accionar de los últimos 6 meses de relievar con inmensos titulares, y muchas veces a 2 páginas, “informar” al pueblo la sospecha de que el vicepresidente Glas sí se reunió con el hoy condenado Santos, representante en la trama de corrupción orquestada por la empresa Odebrecht.
Ni qué decir, en su edición del 3 de diciembre, de la gigantesca versión de legalidad que le otorga a las preguntas de la consulta popular. (O)
Jacinto Alejandro Henríquez Barzola