Es conocido que quién se enfrenta al imperio pone en riesgo su vida, más cuando conociendo las ofertas de lujos y placeres tuvo la entereza de decirle “no” a los grandes capitales y las manos que se sirven de ellos; ésta es una de las lecciones que nos deja Hugo Rafael Chávez Frías, cuando con veinte años de edad y junto a jóvenes de América Latina y el Mundo pude escuchar su testimonio en la Tribuna Anti-imperialista (Caracas 2005).
Aquel testimonio reafirmó mis convicciones, mi socialismo, el saber que construir un mundo mejor es posible. En su relato, el Comandante incluyó cada una de las ofertas del imperio para hipotecar su patria siendo apenas candidato; su rechazo y el compromiso con la gente fue más fuerte. Ahí entendí que se trataba de uno de aquellos hombres que nacen cada cien años y viven miles.
Al tiempo Rosa M. Elizalde y Luis Báez me entregaron su “Chávez Nuestro”, que me permitió conocer al ser humano, su entorno familiar y social, la influencia de Adán (hermano), su profundo patriotismo, su conciencia de clase y la claridad de la propuesta regional. Eva Golinger, con su obra, se sumó a la develación del “Código Chávez”, aquel que las élites no entendían y no terminan de entender, las mismas que irrespetan el dolor de los pueblos con mensajes ofensivos que pretenden acabar con el “mito”.
Lo cierto es que Chávez hizo tanto por la Patria Grande que no le pertenece solo a Venezuela, sino que es patrimonio de América Latina y de nuestra historia, ubicado en el mismo sitial de Bolívar, el Che Guevara, Martí, Alfaro, Evita, Zapata y Néstor. Por su obra Chávez es lo que hoy respira el continente vibrante que se mueve y camina, es la alternativa del sur frente a la crisis del capital, es la unidad regional, es la propuesta política, la dignidad, la juventud, testigo de la misión Sucre, Barrio Adentro, del ALBA y UNASUR, esa juventud solidaria con los hermanos y que hasta el final aprendió de su lucha contra un cáncer que terminó con su vida pero no con los sueños.
Para los detractores ha muerto su mayor enemigo, para el pueblo latinoamericano es el amor por la humanidad en miles de niños, niñas y jóvenes de esta Patria Grande, es continuar luchando por la justicia, igualdad e integración, es la tarea de profundizar la revolución, es entender que como canta Silvio Rodríguez “lo más terrible se aprende enseguida y lo hermoso nos cuesta la vida”, y si bien, ninguno de nosotros es Hugo Chávez Frías, todos juntos somos su semilla.
Atte.
Jéssica Jaramillo
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