Durante décadas, el neoliberalismo ha tenido espacios de poder donde se han concretado muchas de sus nefastas políticas económicas: deuda externa, la Ley General de Instituciones financieras de 1994, la quiebra del sistema bancario y la dolarización. También están la pobreza y la exclusión, derivadas de un proceso de apropiación sistemática de los frutos de la relación capital-trabajo.
Después de la crisis financiera de 1999 el neoliberalismo, en medio de su recomposición, sometió a la política económica a los requerimientos del nuevo régimen monetario: la dolarización. Se afirmó que no existía política monetaria y que la política fiscal respondería al nuevo rol del Estado (a su abandono) y del mercado en la economía.
En el período 2000-2006 se difundió que la dolarización era intocable, que cualquier medida económica que vaya en contra de las fuerzas de mercado -la libre entrada y salida de divisas- la pondría en peligro. Con la caída del neoliberalismo en Ecuador a partir de 2007, y con una nueva Carta Magna, los integrantes del establishment financiero y económico convirtieron a la dolarización como el fin último de la economía y le otorgaron la estabilidad económica de los últimos seis años.
¿Régimen monetario o una nueva política económica? Rafael Correa modificó el funcionamiento de la dolarización sometiéndola a la nueva relación salarial y a la transformación del Estado: restringió la salida de divisas (lo que provocó inyección de recursos al fisco) e impuso la repatriación de los ahorros de los depositantes.
Pero la estrategia basada en la construcción de una nueva matriz productiva exige ya no solo cambios en el funcionamiento de este régimen monetario, es necesario elaborar una salida que vaya acorde a las exigencias del Plan Nacional de Desarrollo. No hay país desarrollado en el mundo donde el tipo de cambio no haya jugado un rol pivotal. Construir e implementar una salida a la dolarización no solo que es necesaria sino vital para seguir enrumbando al país por la senda del crecimiento sostenible: este régimen monetario magnifica los shocks externos negativos.
Ahora es el escenario óptimo para recuperar totalmente la soberanía sobre la política monetaria, cambiaria y crediticia. Los que ganaron con la dolarización buscarán hacerlo con su salida aplicando la receta de siempre. Y eso hay que evitarlo. Es una decisión estrictamente política más que técnica.
Gonzalo J. Paredes
Economista
@Gonzalojparedes