Está en vigencia una modalidad relativamente nueva para la entrega de las liquidaciones a los que los trabajadores tienen derecho cuando han sido desafectados de una empresa o institución que se rija, en sus relaciones laborales, por el Código del Trabajo.

La más obvia actividad que bajo este nuevo esquema se realiza es la comparecencia en unidad de acto, el trabajador desafectado por una parte y el representante de la empresa respectiva por otra, en el Ministerio de Relaciones Laborales para efectivizar el cobro y pago de la correspondiente liquidación. Al parecer se trata de garantizar la legalidad y legitimidad de los valores que constan en la liquidación presentada, lo cual es encomiable, sin embargo me he convencido de que la receta es peor que la enfermedad.

Sobre esa base, cuestiono: ¿El Ministerio ha considerado a los trabajadores que requieren permisos, no una, sino hasta varias veces, para poder cobrar su liquidación? ¿Ha considerado el tiempo que los representantes de las empresas pierden al acudir a las citas, muchas veces abortadas? ¿Ha considerado las molestias de los trabajadores que han cambiado el lugar geográfico de trabajo?

¿Lo molestoso que es acudir a un lugar atestado de gente a esperar por un derecho personal que debía ser efectivizado varias semanas atrás? Al pasar por la casi traumática experiencia de vivir lo comentado, me pregunto si de los principios del buen vivir están enterados los señores de Ministerio correspondiente y si los motivos que llevaron a imponer el trámite descrito son tan valederos como para someter a los trabajadores a un trance a todas luces innecesario y unilateral.

Me permito recomendar, sugerir e implorar que cambie la modalidad descrita, aunque estoy seguro de que burócratas que ejercen poder a través de estos procedimientos poco focalizados, se opondrán con el argumento de preservar derechos de los trabajadores.

Creo que la capacitación en los derechos que se derivan del marco legal y la apertura de las autoridades a quienes deseen presentar quejas es suficiente, pues estoy seguro de que la inmensa mayoría de liquidaciones es elaborada con apego a la legalidad y, por lo tanto, no requiere  molestosas intervenciones gubernamentales. Demos paso a la tan ansiada meta: el Buen Vivir.

Kléver Medina Alvarado
C.C. 1702935360