Se ha determinado, según datos de la prensa nacional, que en un informe especial de la SIP se dice que en el Ecuador “no existe plena libertad de expresión y de información”. Este criterio -de acuerdo a los informantes nacionales- se justifica en que “se utilizan medios públicos para desopinar a los comunicadores y que se aprovecha a la Función Judicial, “para enjuiciar a periodistas y sentenciarlos”.
Sinceramente, sin querer ofender a nadie, qué pobre es el criterio de la Sociedad Interamericana de Prensa, si es auténtico lo que nos hace conocer en la prensa nacional. Si en verdad el Presidente utiliza sus intervenciones sabatinas para defenderse y defender a su gobierno, preguntamos, ¿dónde está la limitación en la libertad de prensa?, pues, señor Director, el Presidente está en todo su derecho de aclarar las informaciones antojadizas de ciertos periodistas, en defensa de su seriedad y la de su gobierno.
Esas aclaraciones semanales no impiden que esos mismos periodistas sigan en su labor, en el mismo sentido, sin que reciban represalias dictatoriales del Mandatario. Por otro lado, ¿quién puede asegurar -sin estar equivocado- que utilizar la Función Judicial para enjuiciar a cual o tal persona es demostración de coartar la libertad de expresión?
Todo ciudadano está en el derecho de enjuiciar a quien él cree lo ha ofendido, siendo ya responsabilidad del juez competente tomar las medidas que crea se justifiquen dentro del proceso. La utilización de la Función Judicial es un camino democrático; es más, el Gobierno toma determinaciones -con las que discrepo- de perdonar a sus adversarios que pierden los juicios.
El periodista en un ciudadano como cualquier otro, que debe respetar las leyes y someterse a ellas. Ser abogado, médico, periodista o ejercer cualquier otra profesión no le da patente “de corso” a nadie para excluirse del rigor de la ley.
Insistimos en decir que la oposición al gobierno de Correa Delgado es su más grande aliada. Con esa actitud absurda e infantil está asegurando el triunfo electoral del gobernante, sin que medie segunda vuelta. La verdad aunque duela.
Arturo Santos Ditto
