Es el mensaje principal de ese pequeño pero histórico drama publicitario, que denuncia el libertinaje de la oligarquía nacional; representada en el feriado bancario, el festín del petróleo y de los recursos del Estado, además de la evasión sistemática del impuesto a la renta.
Los dueños de medios de producción, con alma socializada y espíritu patriota, no se han sentido ofendidos, porque ellos no son la oligarquía.
Precisamente los que se rasgan las vestiduras, principalmente, son los representantes de aquellos que tenían el poder, que atracaron al país y ahora permanecen agazapados.
Nada más claro para entender que el Estado representa al pueblo y su libertad, por lo tanto, debe controlar a la empresa privada y también a los medios de información privada.
Atentamente,
Ney Mancheno