Guayaquil,
4 de mayo de 2011
Señor Director
Diario El Telégrafo
Guayaquil.-
Por medio de la presente pretendo que las autoridades nacionales de tránsito tomen cartas en el asunto que expongo a continuación, toda vez que en los últimos días se ha hablado bastante de la nueva Ley de Tránsito y las implicaciones que trae consigo.
Muchos choferes han protestado por lo que consideran una ley demasiado dura para con los infractores, pero en cambio la ciudadanía está consciente de que es necesario tomar estas medidas para que los profesionales del volante hagan conciencia del peligro que conlleva a los pasajeros y transeúntes el que se infrinja la ley.
Seguramente los conductores conscientes y que utilizan el vehículo con la responsabilidad necesaria, no tendrán problemas con el endurecimiento de las sanciones, pues, como se dice comúnmente, “el que no la hace, no la teme”.
Sin embargo, quiero exponer mi preocupación, que es la misma de los ciudadanos comunes que hemos sido víctimas de extorsión por parte de elementos uniformados de la institución en Guayas, por cuanto al ser más duras las sanciones, ellos también exigirán coimas de mayor valor para dejar pasar las infracciones de los conductores.
Si bien es cierto que esta práctica ilícita compete a ambas partes -el que soborna y el que se deja sobornar-, también es cierto que muchas veces los vigilantes buscan “la quinta pata al gato” para asustar al conductor, que al querer salir airoso de la supuesta infracción observada por el vigilante, cae en esta práctica de ofrecer dinero para evitar la citación.
Entonces, esto se vuelve un círculo vicioso y la corrupción no termina de erradicarse ni con fuertes multas ni con el endurecimiento de las sanciones. La propuesta debe ser integral y debe contemplar sanciones drásticas para los guardianes del tránsito, que solamente así evitarían caer en la tentación del dinero.
Creemos y estamos seguros de que si se empieza casa adentro, es decir con el control severo a los vigilantes que participen en este tipo de hechos, ellos también harán conciencia y realizarán un mejor trabajo, lo que redundaría en recobrar el prestigio que antaño tuvo esa institución en la provincia del Guayas.
Jorge Alberto Merizalde
Guayaquil