La Ley de Comunicación exige titulación de los periodistas a nivel superior. Para quienes inician la profesión y son jóvenes, no hay problema; lo grave es para los adultos y adultos mayores, es decir, volverse a sentar en una banca y recibir clases.
Todos los conocemos; son sesentones o setentones, que al volver a las aulas para estudiar, más que la celebración de una graduación se esperaría celebrar un funeral… ¿Y si después de trabajar y lucrar como periodistas, sin serlo, repiten los años? ¿Y qué ocurrirá con los periodistas enfermos, maniáticos, mitómanos y biliosos a los cuales se refería Nietzsche en “Así habló Zaratustra”: “…vomitan su bilis y lo llaman periódico”?. Pues nada… seguirán hablando y escribiendo en los medios mercantiles y empresas de lucro; y, sobre eso, tan mal pagados.
Dr. Catón Villacreces Jácome