Diario El Telégrafo, con su misión propia de diario público, ha iniciado un especial coleccionable sobre los hechos “ocultos” del intento de golpe de Estado del pasado 30 de septiembre, cuando un grupo de policías insubordinados puso en riesgo a la democracia. A esto se suma la acción oportunista de ciertas figuras de la oposición que intentaron aprovechar el caos que se produjo en esa jornada.

Las primeras ediciones de este especial han estado vinculadas a los antecedentes que llevaron a esos malos elementos a secuestrar el presidente de la República, Rafael Correa. Me imagino que en las ediciones venideras conoceremos un poco más sobre los verdaderos hechos que derivaron en los actos violentos de aquella jornada de luto para el país.

Me permito unas cuantas opiniones sobre lo acontecido ese día. Es verdaderamente lamentable que asambleístas de oposición, entre ellas la inefable Lourdes Tibán, se pregunten quién ordenó disparar en el rescate del Jefe de Estado.

Primero que nada, los elementos de las Fuerzas Armadas que estuvieron en el operativo de rescate del Mandatario no dispararon. Existen pruebas magnetofónicas y de video que demuestran hasta la saciedad que esos militares ingresaron a la casa de salud con la expresa disposición de no disparar. Si hubo un intercambio de fuego -como era lógico dada la virulencia con la actuaron los insubordinados- se dio en defensa propia.

Segundo. La asambleísta Tibán debería preguntarse, en primer lugar, ¿quién ordenó disparar a la ciudadanía que intentó llegar hasta el Hospital de la Policía para rescatar a Correa? O tal vez la pregunta más obvia sería quién ordenó la sublevación como tal.

Las declaraciones de los miembros de oposición sobre una supuesta farsa en la tesis del golpe de Estado son un insulto para los familiares de las víctimas mortales de aquella jornada.

El Gobierno  no debe desistir en su intento de descubrir a todos los responsables, tanto del secuestro del Mandatario como de quienes impidieron las labores en los edificios de las otras funciones del Estado.

Diario El Telégrafo, por su parte, como un medio de comunicación serio, deberá entregarnos un trabajo que nos revele las verdades de aquella jornada negra que mantuvo en vilo al país y a la región.  Como medio público, su compromiso con la verdad es innegable y en temas tan sensibles como el 30-S es lo mínimo que se puede esperar.

Vicente Páez
Guayaquil