Las sabatinas cumplen una labor social al mantener informada a la población acerca de lo que hace el presidente Rafael Correa y su equipo de gobierno durante siete días. Algo inédito que ningún otro mandatario ha hecho. Es nuestro derecho, como mandantes, este evento de los sábados, y es un deber de nuestra primera autoridad realizarlo. Otra función que cumplen estos informes de labores semanales es la de aclararnos, a los ciudadanos, muchas falsas informaciones, falacias, cuentos llenos de odio y malicia, que circulan a diario por las redes sociales y por los medios de comunicación privados. Otro gran beneficio de estas jornadas es la sinergia e interacción directa que experimenta el pueblo con sus autoridades, la gente, aparte de escuchar, en vivo, al Jefe de Estado y sus asesores, también les expresa sus necesidades e inquietudes en los lapsos previos y posteriores a la transmisión sabatina. Este último detalle, el de la relación cercana y horizontal entre gobernantes y gobernados, y que hoy es una cotidianidad en la Revolución Ciudadana, era algo impensado en el Ecuador anterior a Correa, en aquellos tiempos en los que a un Presidente se lo veía solamente por TV o muy esporádicamente. Otra gran razón para mantener estas sabatinas es el trabajo didáctico y de concienciación política que, en ellas, ejerce el académico Rafael Correa, portador de 13 doctorados Honoris Causa, entregados por las mejores universidades del mundo, en sus diálogos instructivos sobre economía, sociología, historia, política, derechos ciudadanos, realidad nacional e internacional, y otras temáticas de interés para la población. A través de estas sabatinas, que son escuchadas por seguidores y opositores, el Presidente se ha convertido en el mayor promotor turístico de Ecuador. De igual manera, para nadie es desconocido cómo esa inversión de $ 30.000 que cuesta cada sabatina genera una intensa actividad comercial alrededor de la misma.
Es respetable la opinión de quienes se oponen a la realización de estas sabatinas, pero es necesario saber su origen y sus objetivos; unos lo harán de buena fe, pensando que, quizás, con ese dinero se podría hacer alguna otra cosa en favor del país; otros vierten ese mismo pedido, pero con una clara tendencia política, con el único afán de quitarle al pueblo, en general, la oportunidad de enterarse de verdades que son tergiversadas y ocultadas.
Edwin Vieira Herrera
