La voz del pueblo es la voz de Dios, tratar de silenciarla es como querer tapar el Sol con un dedo, su fuerza y poder radican en la justicia y la razón, que le facultan exigir sus derechos y cumplir obligaciones.
El pueblo es la fuerza de trabajo de una nación, y su voz se escucha cuando no han sido atendidas sus necesidades y las de su familia, así como también cuando se desconocen sus derechos. Pueblo, en teoría y derecho constitucional, es el sujeto de la soberanía nacional, entendida como soberanía popular.
Sin la voz del pueblo no hay democracia, y sin democracia no hay libertad ni derecho en una nación, facultades que deben conservarse para mantener la armonía entre el Gobierno y la población.
El pueblo tiene derecho a la resistencia cuando un gobierno es democrático y considera como justa y pacífica la protesta que exige el cumplimiento político y social de un mandatario.
Ec. Ángel Calderón Mayorga