Las manifestaciones de afecto y respeto por la pérdida del Comandante encontraron eco en todo el mundo democrático y socialista, una sintonía con la persona (humano) su pensamiento y coherencia revolucionaria, que lo constituyen en referente icónico, de manera que recordar tres de sus principales aportes intelectuales, que es quizá su mayor regalo a los pueblos de América Latina, es tarea permanente de todo revolucionario que desde los espacios donde se relaciona con los otros debe mantener viva la revolución.
Consciente de que los Estados de América Latina constituían el rezago del dominio de Occidente, caracterizados en la competencia por el poder entre élites, que mantenían diálogos entre iguales (narcisistas), pues los pueblos apenas constituían un “signo” de lo diferente, de lo nuevo que no podía ser integrado en los marcos ideológicos dominantes, pues lo democrático era la regulación de intereses bajo mecanismos institucionales diseñados para el logro de sus egoísmos. A partir de aquí, Hugo Chávez concibe al Estado sin dogmas, sino más bien como el espacio a democratizar, capaz de construir relaciones sociales duraderas y participativas, en una dinámica que haga posible la construcción del poder popular.
De acuerdo a Álvaro García Linera, la lucha material antiimperialista constituye un legado de Chávez para los pueblos libres del mundo, una revolución necesita de otras revoluciones para avanzar con firmeza, de manera concreta y objetiva, esta base material la constituyen la ALBA, Celac, Petrocaribe, Banco del Sur, y otras que deben nacer para erradicar chantajes e imposiciones de los más armados.
Que una revolución se detenga, se paralice o desmaye abre fisuras para que los más reaccionarios y enemigos de una revolución retomen sus fetichistas aspiraciones a regresar a su pasado capitalista, Chávez enfrentó tales fisuras profundizando y radicalizando la revolución.
De manera que el legado de Chávez es el de las rupturas y dislocaciones en las relaciones de dominación y poder, y es a partir de las revoluciones de Venezuela, Ecuador y Bolivia que es posible modificar las relaciones de poder, en sus diversos espacios y manifestaciones, democratizando la democracia, cambiando la matriz productiva y con una nueva orientación de vida: el “Buen Vivir”.
Soc. Wilmer Suárez Velásquez
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