Pregunta común que gira en el entorno social: ¿En Ecuador predomina la justicia o la injusticia? Debe preocuparnos en el caso de que la segunda tenga mayor porcentaje de aceptación. No cabe que lo negativo se esté imponiendo y se torne en un frenazo para la fuerza de desarrollo, productividad y bienestar del país.

Somos parte de la globalización, que es un sistema político, económico y social totalmente intercomunicado, del cual uno de sus pilares fundamentales es la información verídica que hoy la proveen no solo los grandes medios periodísticos nacionales o mundiales, sino también internet, con internautas que interactúan en correos electrónicos y en redes sociales, mandan, llevan, traen conceptos nuevos e información de variados matices y vertientes. Sin dejar de reconocer que “trolls” hacen correr falsedades, también es cierto que revelan grandes verdades sin ambages.

La mentira se manifiesta como interés particular, la verdad es amplia. Bajo esas circunstancias hay que considerar que internet tiene su interventor invisible: los usuarios. Investigan razones, opinan, escriben, aprueban y desaprueban hechos; de esa forma demuestran sus adherencia a unas u otras versiones de manera numérica según la mayor o menor cantidad de likes (Me gusta).

Con esa amplia visión se logra exprimir conclusiones que deben ser contrapesadas con la fehaciente probidad que deben demostrar asambleístas, funcionarios, jueces y autoridades en general. De ahí se genera la confianza y valoramos la verdad.

Pero si está en duda la credibilidad, no sabemos si creer o no creer. Como se dice cotidianamente: “En boca del mentiroso,
lo cierto se hace dudoso”. Lo correcto es la diafanidad, no el ignorar, suprimir o censurar opiniones. No es solución ocultar,
eso agrava la incertidumbre y ahonda la crisis de credibilidad que tiene el país. (O)
 
Atentamente
César Antonio Jijón Sánchez