El domingo 29 de mayo tuve la suerte de sintonizar el canal de cable Natgeo.com. Digo suerte porque al sentarme ante el televisor lo que hice, instintivamente, fue, control remoto en mano, divertirme cambiando de canal en forma ascendente, sin saber exactamente qué buscaba.

Sin embargo, una buena producción siempre atrae y cautiva. Me sucedió cuando llegué a Natgeo.com, que en mi televisor capta en el canal 26. Quedé estacionado. Una pareja irlandesa, ella de raza aria y él negro, se encontraba en un mercado de Nigeria rodeada de gente pintoresca que viste colores vivos como proyectando la alegría tan propia de los habitantes de una tierra rica en naturaleza, en costumbres y tan pobre como antigüedad le cumple en una inexplicable y contrastable realidad.

La serie a la que pertenece el capítulo que concitó mi interés es “Presos en el extranjero”. Tiene mucho de nuestra realidad si tomamos en cuenta que miles de compatriotas viven en presidios de países tan distantes que sus familiares les han perdido totalmente el rastro e inclusive los dan por muertos ante la carencia absoluta de noticias que prueben su existencia.

Esto le ocurrió a Zoe, una rubia de aproximadamente 25 años que visitó Ecuador para ayudar a Tony, su amigo nigeriano que había abandonado Irlanda y que  le pidió ayuda para salir de Ecuador, a donde -inexplicablemente para Zoe- había llegado.

Ella fue detenida cuando abordaba el avión que la llevaría de vuelta a su tierra natal una vez que el amigo la decepcionó por enésima vez, y que sin que ella supiera colocó droga en su equipaje, seguramente para rescatarla en Europa en caso de que lograse pasar los filtros de control.

La producción presenta la cruda realidad que se vivía en nuestro sistema penitenciario, la ineficacia del sistema judicial con abogados que se prestan para burlar la ley, la corrupción que se manejaba entre los miembros de la institución policial a cargo de la seguridad en el centro carcelario, pasando por la venta de drogas al interior del mismo, la extorsión a las internas y el acoso sexual. Una situación verdaderamente desesperante y desesperanzadora.

Zoe cometió el error de confiar en quien creía su amigo, pero nadie la supo escuchar, nadie investigó la verdad de lo sucedido. A nadie le interesó conocer la verdad.

De este programa son rescatables los comentarios de la víctima sobre la belleza de Quito, la capital de los ecuatorianos, y las imágenes coloniales y la autenticidad autóctona que se difundieron al mundo.

Pero más orgullo sentí al escuchar a esta muchacha europea que había sido condenada a 8 años de cárcel, que había perdido toda esperanza de una vida digna  en el Reino Unido junto a su esposo cuando agradeció a un nuevo presidente en Ecuador, “un gran hombre de nombre Correa” que ayudó a las víctimas del narcotráfico.

Gracias a la rebaja de penas que impulsó el presidente Correa, salieron de las cárceles miles de ecuatorianos que -unos con conciencia y otros con inocencia- cayeron en las garras de mafias internacionales que actúan desde las sombras.

Es la verdad que se proyectó al mundo, es la verdad de nuestra realidad.  Es la otra cara de la medalla, la que está escondida pero que ahora la sabe el mundo y por lo cual me siento una vez más orgulloso por lo que hace nuestro Presidente.

Atentamente,
Pedro del Solar
Durán - Ecuador